jueves, 23 de abril de 2020

ME QUEDO EN CASA. 42 - La cara màs tierna de Picasso

El título de la entrada, es el de un articulo de ABC Cultura de Sevilla, publicado el 4 de diciembre de 2017, que he tenido la suerte de encontrarme. Estaba perdido. No sabía qué hacer y el artículo me ha dado pie para esta entrada.




La Galería Gagosian de París, celebró una exposición con ese título. a finales de 2017. La exposición estaba comisionada por Diana Widmaier Picasso como historiadora de arte. Diana es hija de Maya y nieta de Pablo Picasso. Como dice el periódico, Todo queda en familia.

Por mi compromiso hecho al iniciarse el confinamiento; por sentirme malagueño (aunque sea por adopción); por la que fue mi profesión; y por mil cosas más, me siento obligado a hablar de Picasso. Sé que es una osadía. Pido mil perdones al Museo Picasso, a los muchos entendidos sobre este autor y a malagueños en general.




En el desarrollo de la entrada, voy a modificar un poco el título: 


La cara más tierna de Picasso y su sufrimiento por otras causas.
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En 1927 Picasso conoce a una joven rubia, de 17 años, sueca, ojos azules: Marie-Thérèse Walter.
Él está casado con  Olga Khokhlova, bailarina del Ballet Ruso, tienen un hijo, Paul. Pese a todo, salta el amor extraconyugal. 

Conoce a Marie-Thérèse y ve en ella a su musa. Pronto serán  amantes.

Supuso una erupción de creatividad en su carrera. La pintó y esculpió obsesivamente en innumerables obras, siempre voluptuosa, sensual, con pinceladas curvas e insinuantes, en un principio; como modelo del puro cubismo, después; la tratará en versiones eróticas y surrealistas; y en la más pura abstracción.

 

De este amor nace María Concepción un cinco de septiembre de 1935. Pasará a llamarse Maya Picasso. 
Maya será su amor, su musa, su alegría.


La propia Maya dijo en alguna ocasión:  «Cuando me cogió en brazos se dio cuenta de que tenía una réplica exacta de su cara en sus manos». 
Era cierto. 

La eligió como modelo en numerosas ocasiones. Ella, le hacía poner la cara más tierna a Picasso.
Maya siempre recordará a su padre como un padre ausente, pero cariñoso. Siempre que estaba con ella, rían, jugaban, disfrutaban los dos, pero él se ausentaba.


Es el último lustro de los años treinta. Es el lustro de la horrible Guerra Civil. Siempre le he inculcado a mis alumnos, que la crueldad de esa guerra está en el nombre, pero la máxima crueldad está en el apellido.

Esto explica el cambio de título a la entrada. Picasso era feliz con María Teresa y su hija Maya
Las ausencias de las que siempre habló Maya, son seguro ausencias provocadas por esa crueldad de la guerra.

Se alejará de Maria Teresa, nunca de su hija Maya. Buscará consuelo en otra musa, la fotógrafa Dora Maar, que inmortalizara el proceso de creación más triste para Picasso:

 El Guernica.


Se puede observar esa tristeza en los bocetos de preparación para la gran obra, pero también en otras, en las que refleja la tragedia, la carestía, el hambre, que le vendrá a su país, nuestro país, tras la guerra.

                                             

La bibliografía consultada para textos y fotos:
ABC de Sevilla.
monografías.com
historia-arte.com
www.museoreinasofia.es
Picasso, genio innovador. Domingo Sánchez-Mesa Martín.

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