martes, 25 de febrero de 2014

JACINTO HIGUERAS. SUS PRIMEROS MAESTROS


Higueras comenzó el aprendizaje con Agustín Querol cuando éste labraba los frontones de la Biblioteca Nacional, lugar que posteriormente albergará una de sus obras, concretamente la conocida como "Lapida de Caldas", relieve en bronce en honor a Jose de Caldas en el 108 aniversario de su muerte. Poco más sabemos. No habló mucho  de su primer maestro, únicamente hará referencia en algunas revistas al momento de su presentación. Cuenta que una vez que Querol observó los dibujos que llevaba como carta de presentación, observó en ellos más que proyectos de pintura trazos de bocetos escultóricos. Preguntándole si había modelado alguna vez en barro, él respondió que no. En ese mismo momento le propuso probar y le entregó un poco de barro y una mano de escayola para que la copiase, junto con unos palillos de modelar para que eligiese los que necesitaba. El joven aprendiz dudó, pues nunca se había enfrentado  con tales instrumentos y el escultor, sonriente, se los retiró mientras le aseguraba que ninguno valía nada en comparación con los cinco palillos de su mano y de los que siempre debe hacer uso un buen artista. Copió la mano y con tal perfección, que Querol dudó de la negativa que le había hecho con relación al barro. Su primer trabajo en el taller fue copiar una cabeza de Donatello y, quizás por esto, siempre sintió gran admiración por el maestro del Quattrocento italiano.


Frontón Biblioteca Nacional. Agustín Querol
Tres años trabajó con Querol. Trabajando como aprendiz y con veinte años recién cumplidos, participó en la Exposición de Bellas Artes de 1897. Obtuvo una mención honorífica y estas palabras del jurado: " Caramba, temprano empiezas muchacho ". No se sabe con exactitud la obra en cuestión, pero`podría ser un barro cocido del que se dice: "...era una cabeza arrogante y erguida de un hombre, con la melena al viento y el torso en actitud de arrastrar tras de sí a las multitudes en un titánico esfuerzo " (Revista Paisaje. Octubre 1947. Artículo de D. José de la Vega Gutiérrez) (4). De esta obra de sus principios se dice que era muy querida por el escultor, sin especificar la razón de esta preferencia. Fue regalada al padre del autor del artículo y decoró algunos años su despacho. Al trasladarse este señor a Madrid, no la llevó consigo y la entregó al Colegio de Santo Tomás, del que había sido muchos años profesor. Allí quedó ornando la sala de profesores.  Actualmente se desconoce el paradero. Sólo sabemos que el escultor la titulaba: El Caudillo de la Huelga.

De su separación de Querol, la única explicación conocida que tenemos es la dada por el propio artista, que siempre dijo que existía una oposición de caracteres. Los amigos que lo conocieron, siempre adujeron que este primer triunfo sirvió para enorgullecer al discípulo y molestar al maestro. En 1898, un año después de la Exposición, año de triste recuerdo histórico por la perdida de las últimas colonias, lo encontramos trabajando con Mariano Benlliure y Gil, maestro valenciano y solamente quince años mayor que Higueras, pero ya un maestro consagrado, pintor y escultor, aunque sobresalió más por lo segundo que por lo primero. Su obra tiene un claro sentido realista, basado en la observación, y gran expresión de vida y movimiento. Las estatuas de Goya, frente al pórtico norte del Museo del Prado, y la de Alfonso XII, en el Retiro madrileño, entre otras muchas, son fruto de su buen hacer.

Por Benlliure,  declarará siempre admiración nuestro artista, refiriéndose a él como su auténtico maestro, algo que se puede comprobar en una amplia correspondencia epistolar.

Se conservan algunas cartas del maestro dirigidas al discípulo, incluso de fechas posteriores a su independencia artística, en todas se ve la amistad y la confianza que el maestro depositaba en su  amigo y no discípulo.

En una, fechada el 15 de abril de 1908 y escrita desde Villalba, le ruega se encargue de algunos asuntos relacionados con el montaje de una de sus obras y le pide que pase por su despacho para recoger una carta y le encarga que se entere si una de sus obras había sido admitida en una exposición.

En otra del 2 de junio del mismo año y dirigida al señor Martitegui, Primer Teniente de Artillería, pide que permita a su discípulo Jacinto Higueras, hacer un apunte de la boca de un cañón con su tapabocas.

Con fecha 1 de junio de 1911 y aprovechando el traslado de Jacinto Higueras a Barcelona para estar presente en la fundición de, quizá su primera gran obra, el Monumento a las Batallas de Jaén, Benlliure escribe una carta confiándole asuntos muy personales. En esta carta se lee como el maestro deposita toda su confianza en el antiguo discípulo, pues hay un párrafo que textualmente dice: " No tenga inconveniente en leer la carta, con Vd. tengo confianza y el asunto no es nuevo para Vd." Le hacía depositario de una carta a un tercero relacionada con un problema familiar delicado.

Por último, hay otra fechada el 5 de marzo de 1915 en la que entre otros párrafos se pueden entresacar dos. En uno dice: " Ya sabe que las cosas suyas las considero mías. " En otro, le pregunta:   "¿qué hay por ahí? ¿ colocó ya la estatua ?". Se percibe con suma claridad el interés por la obra de Higueras, del que había sido su maestro. La estatua a la que se refiere, es muy posible que fuese la erigida en Jaén en memoria de Bernabé Soriano.

En las primeras obras de nuestro artista, se ve con claridad reflejado el estilo benlliuresco. Estilo barroco en el que lo acaracolado y rizado predomina y el gusto por las posiciones al tipo fotográfico de sus modelos, imitando precisamente eso, una fotografía, el nuevo invento que hará furor en la sociedad acomodada de la época.

Todas esas características las podemos observar en algunos relieves de esos años, como el Relieve Familiar en bronce, en el que cinco figuras se superponen como si de una fotografía se tratase, o en el Medallón a Gregorio Domingo. Esta última, es una escayola que se conserva en el Museo dedicado al artista. En ella, se pueden apreciar rizos, al estilo Benlliure, en el cabello de su fraternal amigo.

Relieve familia Cátedra
Este estilo que encontramos en algunas de sus primeras obras no va a ser duradero, pues si con él trabaja aproximadamente unos diez años, podemos asegurar que son años de duda en la vida del artista, admira al maestro y amigo, pero no se siente identificado con su labor, no está convencido de poder seguir su camino, no es partidario de lo menudo, lo detallado, lo poco monumental, que caracteriza a Benlliure dentro de su grandeza. El quiere otra cosa y vuelve la vista atrás para posarla en artistas lejanos en el tiempo, quiere lo clásico, lo monumental y lo verosímil. Los artistas del XV, XVI y XVII son su obsesión y siempre lo expresará en numerosas ocasiones. En una entrevista realizada por Sánchez Camargo, para el periódico hablado de Radio Nacional de España, relaciona a sus artistas favoritos desde los tiempos clásicos hasta el momento actual y nombra a gran número de ellos, pero deteniéndose principalmente en Donatello, que fue motivo de su primer contacto con la escultura, y en Martínez Montañez, otro lejano artista jiennense, al que no se cansa de ensalzar y que incluso sería el elegido, en su día, para el discurso de presentación como Académico en 1944. Igualmente, como si el destino lo tuviese previsto, fue su última obra, que no llegó a terminar y lo haría su propio hijo.

Busto de Martínez Montañez

Si con Querol rompió por oposición de caracteres, es raro que conviviese con Benlliure, pues el maestro es comunicativo, dado a hacerse su propia propaganda entre las altas clases sociales y políticas de su tiempo, dispuesto a alabar con tal de ser alabado, en pocas palabras podríamos decir de Benlliure que era un gran escultor, pero también  un magnífico relaciones públicas. Higueras era,  en cambio, reservado, tímido y poco locuaz. La oposición de caracteres es grande, pero en este caso más que choque frontal, nos encontramos con dos personajes que se complementan.

En torno a 1910  empezó a realizar sus primeros bocetos para monumentos, unos consumados, otros no los realizó, pero no debemos olvidar que estamos en un periodo en el que los derroteros del arte empiezan a buscar nuevas formas expresivas; están surgiendo nuevas corrientes muy alejadas del clasicismo y de lo monumental, además las economías española y europea no viven sus mejores días, no pueden permitirse el alto coste de obras grandiosas.
En 1910 presento a la Exposicion Nacional la maqueta de un relieve conmemorativo de la batalla de Bailen. Por está maqueta recibió una Segunda Medalla de la Exposición Nacional. El monumento a dicha batalla nunca se realizaría. La Revista Blanco y Negro en su número 1018 publico cuatro fotografías de esta exposición y junto a la maqueta de Higueras aparecen:
                            "Amor y Trabajo"de Roberto Rubio.
                             "La Cuesta de la vida" de Alejandro Ferrant.
                            "La Diosa" de José Clará.
 
La Diosa de Clará. Plaza de Cataluña
                           
La medalla de plata recibida, si dio pie a que don José del Prado y Palacios, le encargase un monumento conmemorativo a las dos grandes batallas de la provincia de Jaén. El monumento fue inaugurado el 20 de octubre de 1212, celebrándose de este modo el setecientos aniversario de la primera gran batalla de las Navas de Tolosa.

Monumento a las batallas. Jaén
Victoria original. Santisteban del Puerto

Consiste en un plinto trapezoidal, sobre el que se levanta un pedestal con dos relieves laterales en bronce, alusivos a ambas gestas. El de las Navas muestra un grupo de rotundos guerreros, con cuya masa parecen sugerir un movimiento de caballería pesada. Por el contrario, el de Bailen ofrece un dinamismo y anécdota mayor, propia de un concepto romántico de la escultura decimonónica. Del centro arranca una columna palmiforme egipcia rematada en una Atenea-Niké, diosa helénica de la Victoria, esculpida de bronce con las alas desplegadas y personificando el Triunfo. La diosa concebida desnuda, en el monumento aparece envuelta en sutiles gasas por los prejuicios morales de la iglesia y de la  alta sociedad de la época.


A partir de este momento Jacinto Higueras empezará a ser reconocido e instalara su propio taller en Madrid.

El artista en su taller

En Europa va a estallar la Primera Gran Guerra y España, por su neutralidad, tiene unos años de beneficio económico, pero será beneficio para los capitales industriales, que no son precisamente los mecenas del arte. Son beneficios para un grupo social reducido, el resto de la sociedad española vive lamentándose de la pérdida colonial y se respira inseguridad en todos los aspectos. Esta inseguridad arrancaba con la Semana Trágica de Barcelona en 1909, numerosas huelgas generales en las zonas industriales de Barcelona y Bilbao y el problema con Marruecos que durará hasta 1926. 

martes, 18 de febrero de 2014

JACINTO HIGUERAS. INDEPENDENCIA ARTÍSTICA

Su independencia artística comenzará con la elaboración de un boceto con el que siempre había soñado, pero que nunca se realizará. Se trataba del boceto para el monumento que debía conmemorar un hecho histórico acaecido en 1808, la Batalla de Bailén.

Lo concibe como un gran pedestal de piedra y sobre él, la figura de un piquero español que acosa a un coracero francés.


Maqueta monumento a Bailén
Era su anhelo, pero quien decidirá será el señor Prado y Palacios. No olvidemos que el artista tiene deseos de trabajar y hacer algo grande en su tierra, pero no tiene los medios necesarios, por lo que ha de admitir que Prado y Palacios pueda decidir.

Se acuerda que ese monumento  no debe conmemorar la gesta de Bailén, sino que se convertirá en un monumento que recuerde las dos históricas batallas que se llevaron a cabo en tierras jiennenses. Así, la idea del artista no se ve truncada, sino ampliada y se convertirá en un gran monumento  que conmemorará dos gestas guerreras muy separadas en el tiempo, pero muy próximas en la geografía.
Relieves de la base del monumento
Batalla de las Navas de Tolosa, acaecida el 16 de julio de 1212. En ella se enfrentan los ejércitos cristianos de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII "el fuerte", de Navarra y Pedro II de Aragón, contra el ejercito almohade, mucho mas numeroso,  de Muhammad An-Nasir "Miramamolin". 


Batalla de Bailén, ocurrió un 19 de Julio de 1808. Se enfrentan los ejércitos  de Dupont y los de Castaños.



Además de su independencia artística, va a suponer también la posibilidad de establecerse y formar su propio hogar. Había contraído matrimonio con Juana Cátedra, jiennense y santistebeña como él, a quien conocía desde la niñez y que ya había fotografiado, pues fotografía parece el relieve familiar  ya mencionado en la entrada anterior.

Juana, fue humilde y cariñosa, mujer ejemplar, criada en un ambiente lejano al arte, pero supo adaptarse.  Observaba y aconsejaba en los momentos que era requerida. Fue un matrimonio por amor. Fueron dos caracteres parecidos, retraídos, tímidos y que sólo vivían para sus tres hijos venidos pronto al matrimonio. No les importó la sociedad y el mundo que les rodeaba, únicamente la familia y la obra del artista era lo fundamental y a ambas cosas se van a dedicar plenamente.
Foto familiar

En estos primeros años  de la segunda década del XX, el artista tiene su domicilio en Madrid, en la calle Torija, pero va alternar los trabajos en Madrid con los realizados en Jaén. Los bajos de la Diputación, le servían de estudio. Jaén, su tierra natal, contará en 1912 con un gran monumento, el primero salido de sus manos. Inaugurado el 20 de octubre.

La fama y el reconocimiento  empiezan a dar sus frutos, prueba de ello es no sólo la medalla obtenida por la maqueta de la batalla de Bailén, sino la concesión de la Cruz de Primera Clase al Mérito Militar con distintivo blanco. Los encargos se van a suceder en su tierra olivarera por la que sentirá un cariño especial.

Otras obras suceden a su primer triunfo, entre otras, podemos mencionar: Monumento a Bernabé Soriano, bustos en bronce de su promotor don José del Prado y  don Niceto Alcalá Zamora.

Bernabé Soriano

Con motivo del  tercer centenario de la muerte de nuestro gran Cervantes, se celebra en Madrid una exposición de bocetos, en el Palacio de Cristal, para erigir un monumento al gran escritor. Se presentan cincuenta y tres obras, la número cuarenta y ocho aparece con el siguiente pie:
                 Don Victoriano Ortiz, Arquitecto de Madrid.
                 Don Manuel Jorreto, escultor de Madrid.
                 Don Jacinto Higueras, escultor de Madrid (5).

El periódico El Liberal de fecha 6 octubre 1915, ensalza esta maqueta por su elegancia, así como por la limpia esbeltez de sus columnas.


Maqueta Monumento a Cervantes
Maqueta en Exposición Palacio de Cristal
La seleccionada fue la del arquitecto Rafael Martinez Zapatero y el escultor Lorenzo Coullat-Valera.                                                       No se iniciaría su construcción hasta 1928 y bajo la dirección de Pedro Muguruza. Hoy se puede contemplar en la Plaza de España de Madrid

En 1916, interviene en la Exposición Nacional de Panamá, celebrada con motivo de la inauguración del canal transoceánico. Su maestro Mariano Benlliure obtendrá Gran Premio por su obra titulada "La Bailaora". Higueras será Medalla de Oro con una obra realista y llena de verdad,  Manigero Andaluz, que muchos años después, en 1942, recibirá un Premio Extraordinario de la Diputación de Barcelona. A la exposición de Panamá presentó la  obra mencionada, y la titulada "Gitana" y que algunos críticos rebautizaron con un título algo despectivo "Raza Fecunda".

Manigero Andaluz
Gitana
La alegría por sus triunfos, se va a trastocar en tristeza. En 1919, muere su esposa. La revista Don Lope de Sosa se hace eco del momento diciendo: " Jacinto Higueras, el genial artista, orgullo de la provincia y honra de España, vive ahora los días más tristes y dolorosos  de su vida. Juana Cátedra, su fiel compañera, la que con él compartía dichas y pesares, la que animaba en momentos de esperanza y desmayo impulsándole a seguir con más brío, con mayores entusiasmos, la trabajosa senda de la gloria, ha muerto joven aún, dejando a nuestro amigo sumido en la desesperación y el desconsuelo sin más fuerza que para llorarla y sin otra idea y otro pensamiento que su recuerdo " (6).

Juana, había marchado al pueblo natal de ambos, para dar a luz su cuarto hijo. Los dos tuvieron siempre la ilusión de que sus hijos fuesen andaluces y jiennenses, pero esta vez la idea fue nefasta, pues posiblemente en Madrid todo hubiera ido mejor.

De este tiempo transcribimos párrafos de una carta del artista a su esposa que son ilustrativos, pues nos reflejan un momento de gran interés histórico, a la vez que el sentir del artista en su distancia. Dicen:

"Querida Juana: Como lo de correos anda tan mal, aunque parece se está arreglando ya, no he querido escribir, y ahora precisamente cuando voy a buscar el papel para hacerlo, llaman al timbre y me entrega tu carta uno de los nuevos carteros, pues los antiguos se han quedado cesantes, los pobres, con motivo de la huelga.

Estos días ha estado la cosa peliaguda. Se creía se declarase la huelga general y ocurriera en Madrid una segunda edición de lo que está pasando en Barcelona" - continúa después - "... Procura tú no ser pesimista y de creer casi con toda seguridad que este parto va a ser el más feliz de todos " - más adelante y refiriéndose a sus hijos, agrega - " ... ! Que alegría si pudiese yo estar con vosotros !. Me da pena ver que es imposible que yo pueda gozar del campo y trabajar en plena naturaleza, pintando y modelando... ! Quién fuese pájaro para volar e ir a vuestro lado aunque no fuera mas que para besaros y volver". 


Esta carta fechada en los inicios de la primavera, sería de las últimas a su esposa, pues en los primeros días del verano moría ella y el hijo de sus entrañas, dejando al artista sumido en la tristeza y con tres hijos pequeños. 


Andrés
Luis
                                 
                                           Jacinto

(5) - Catálogo de la Exposición de bocetos para el monumento a Cervantes en el Tercer Centenario de su muerte. Madrid, octubre 1915.
(6) - Revista Don Lope de Sosa 

miércoles, 12 de febrero de 2014

JACINTO HIGUERAS. SU GRAN ETAPA ARTÍSTICA 1920 - 1936.

Los años veinte son para algunos años de alegría, de ilusiones, también de insensateces, no en vano son conocidos como "los dulces años veinte". El mundo vive una falsa explosión de júbilo provocado por el final de la cruel y larga guerra. Eso ya ha quedado atrás y la mayoría de los países occidentales quieren olvidar los estragos de la guerra y recuperar los años perdidos. La muerte ha de ser sustituida por el ansia de vida. Ya no importa que las ruinas abunden por doquier, que haya pueblos sometidos y humillados, que los cementerios hayan tenido que ser ampliados, lo que importa es vivir, olvidar y reconstruir.

La posición internacional de España salió robustecida como consecuencia de la neutralidad. La balanza de pagos, siempre negativa, se saldará con superávit a lo largo de los cuatro años que dura el conflicto, las exportaciones de nuestras industrias del metal, textiles y alimenticias supondrán un río de oro como pago de las exportaciones a los países beligerantes. Desde el punto de vista social el panorama es mucho más sombrío, contribuyó a dividir a los españoles, agrandándose mas las  diferencias sociales entre  los nuevos ricos, que surgen por la especulación y el alza de precios, y las clases medias y bajas  que sufren intolerables privaciones. A todo esto hay que añadir  que los dulces veinte no son tan dulces como se preveía, mientras Europa se pacifica y reconstruye, nuestro país se encuentra inmerso en la Guerra de África que traerá consigo calamidad, muerte y descontento social.

Comienza para nuestro artista la década de los años veinte con su alma llena de tristeza, no por las guerras, sino por su estado familiar, su tristeza va a tener su compensación en sus hijos y en su obra.

Se dedica con fervor a su arte y concibe su obra magna, la obra que le llevará a la cumbre, pues reflejará en ella toda la amargura que lleva dentro. Nos va a dejar su San Juan de Dios que le abrirá más las puertas de la fama, esas puertas que había conseguido entreabrir, al menos, en su tierra natal. Trabaja con ahínco en la figura de un apóstol del sufrimiento, aquel que supo ver el dolor y la tristeza de los pobres, a los que siempre intentó consolar con infinito amor. El propio artista declarará posteriormente: "... cada golpe de gubia, era en aquel bloque de madera como un remache en los clavos de la crucifixión de mis dolores"(7).
San Juan de Dios
Con esta obra, que había sido encargada para el Hospital Provincial de Jaén por la Marquesa de Foronda, va a participar en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920, siguiendo los consejos de sus amigos y sobre todos, los del pintor y gran paisajista Javier de Winthuysen y Losada.

Otra vez va a competir con Clará e Inurria en el apartado de escultura. En el apartado de pintura, participará también el pintor Cristobal Ruiz, nacido el 1881 en el  pueblo cercano de Villacarrillo.

El triunfo, mayor aún por los artistas con los que compite, será clamoroso. El San Juan de Dios va a ganar la Medalla de Oro de la Exposición, lo que supondrá el lanzamiento de su autor.

Tuvo que hacer una réplica de la obra, también en madera, para el lugar donde primitivamente había sido encargado. Con posterioridad, en 1943, fue fundido en bronce para el patio del Hospital General Franco de Madrid.

En esta misma exposición participará con otra bella obra: Bética. Es una alegoría de Andalucía representada como un bello desnudo femenino. Esta escultura en mármol, formó parte del monumento dedicado al artista  en  su pueblo natal. Actitudes vandálicas obligaron a retirarla y fue sustituida por una réplica en bronce. El original se conserva en el Museo del artista.


Bética
Bética original en mármol.Gentileza de Marisa Isidro

Es a partir de este momento cuando Higueras va a triunfar plenamente. Las alabanzas se suceden y será considerado como un artista representativo del realismo escultórico. La ideología liberal lo va a acoger como uno de sus artistas favoritos y en todo este periodo que hemos denominado como su gran etapa artística, las alabanzas le van a venir de todas partes, pero las más fervientes saldrán de los periódicos La Voz y La Libertad.

Lo primero que va a renacer en el artista es su deseo de hacer realidad el monumento a Bailén. Durante toda la década, tanto el artista como la ciudad de Bailén van a luchar por hacer realidad el mismo sueño: que el piquero andaluz se levante ardoroso sobre su caballo, pisoteando al coracero francés. Se conservan diversas cartas de esta época en las que se insiste sobre la realización del monumento. Incluso parecía marchar el proyecto por buen camino, pues hay contactos con los señores Prado y Palacio y Alcalá Zamora para la ejecución de la obra.

Pese a todo, la obra no se realiza. Muchas razones se pueden argüir. La primera, que se vislumbra en algunas de las cartas que se intercambian el artista y los promotores, se atribuye a las malas cosechas de los primeros  años de la década a causa de la langosta y, por tanto, las aportaciones populares previstas, serán escasas. Una segunda, la revalorización del artista, aunque esta no es muy sostenible conociendo su interés. La tercera y posiblemente la de más peso, es la falta de interés real por parte de las autoridades provinciales, ya que es natural que deseasen que el Monumento a las Batallas, ya instalado en lugar preeminente, fuese único. Incluso se ha querido ver una cuestión política de relaciones con Francia, como motivo principal. Cuestión esta, difícil de demostrar.

El artista jiennense va a salir de los límites de su tierra natal que parecía tenerlo atrapado. Sus obras traspasarán los límites  provinciales, a partir de ahora, no serán sólo los olivares de Jaén los únicos que las contemplen. Las tierras gallegas de Orense  admirarán el Mausoleo de la Marquesa de la Atalaya Bermeja, obra en la que repite en líneas generales la actitud de San Juan de Dios en la figura orante de la marquesa. La Academia Militar de Zaragoza cobijará el busto del legionario Jordán de Urries


Jordán de Urries
Jerez de la Frontera, por medio de una de sus firmas más representativas, la familia Domecq, va a requerir al artista para la confección de un monumento que quedará sólo como trofeo.


A la familia Domecq
Madrid comenzará a solicitar obras del artista y podemos citar la Lápida a José de Caldas, en la Biblioteca Nacional, o el Monumento al poeta Manuel del Palacio y otras muchas. 


Lápida de Caldas

También se abren las fronteras nacionales. Hacia Bélgica partirán los bustos de la Embajadora de este país en España y el de su hija Solange de Borchgrave. Al Reino Unido viajaran el busto de John Milanés y la Lápida de la familia Oswald. No será el gran océano un obstáculo para que el continente americano también admire a nuestro artista. Colombia pedirá al artista que traslade a la madera una figura querida por el pueblo colombiano y para ellos realizará su Padre Almansa, una de las obras que se pueden analizar como perfectas dentro del realismo. 
Padre Almansa

Argentina tendrá una Inmaculada y México la Cabeza del poeta Urbina, director de la Biblioteca Nacional de México, secretario de la Legación en Madrid y que sustituyó a Francisco del Paso y Troncoso en la Comisión investigadora de asuntos mexicanos en el Archivo de Sevilla, personaje conocido personalmente por Higueras. 


 A don Benjamín Fernández y Medina, diplomático uruguayo

Su gran etapa artística comienza con la Medalla de Oro. La faceta de imaginero se va a prodigar mucho a lo largo de su vida, pero hay que resaltar que lo mejor va a salir de sus manos en este momento, al San Juan de Dios hay que añadir el Cristo de la Buena Muerte para la Catedral de Jaén y el ya mencionado Padre Almansa. Años después vendrá su etapa propiamente de imaginero, pero en ella no conseguirá alcanzar las cotas que el mismo se ha marcado en este periodo.

Cristo de la Buena Muerte

A Jacinto Higueras hay que encuadrarlo como un auténtico retratista, sus manos van a saber plasmar con realismo los aspectos externos e internos de los retratados. Así lo ve la Revista Cosmópolis, y dice: "... artista preferentemente religioso y místico, pero de él surge inesperadamente un retratista ya hecho, depuradísimo, cuyas sobresalientes cualidades son facilidad absoluta en la técnica y realidad en la expresión "(8).

Podemos pensar que a esta frase le sobra la palabra inesperadamente, pues si nos fijamos en obras anteriores estas características que  califica  de inesperadas, ya las poseía nuestro artista. Nos preguntamos: ¿Hay algo más real y verdadero que esos rostros del Veterano de la Guerra de África o del Manigero Andaluz, en los que plasma fiel y verdaderamente el peso del trabajo, el dolor, la vejez, la valentía...?

Su consagración también le obligará a desempeñar numerosos cargos burocráticos. Decano de la Escuela de Cerámica y del Colegio de la Paloma. Miembro de tribunales en oposiciones y concursos. Organizador, por la Escuela de Cerámica, de las participaciones en las Exposiciones Internacionales de Filadelfia, Monza y Sevilla. Encargado de la organización del Museo de Arte Antiguo y Moderno de Jaén. El más relevante de los cargos será el de Conservador Artístico de Residencias Presidenciales de la Segunda República, nombramiento otorgado por el Presidente de la misma Don Niceto Alcalá Zamora.

El modelo en el taller
Recibió numerosas condecoraciones  como la Encomienda de la Real Orden de Isabel la Católica, otorgado por su Majestad el Rey Alfonso XIII, con fecha 23 de Junio de 1929. Aunque nunca salió de España, también en el extranjero reconocen sus méritos, ya que fue nombrado Chevalier de l'Ordre de la Couronne, concedido en Bruselas el diez de Junio de 1929, por el Ministro Plenipotenciario de la Corona Belga.

Si el refrán español dice:" La obra hace al artista", no fue esta la única causa del triunfo, pues a la belleza y perfección expresiva de su San Juan de Dios hay que agregar algo más. Ese algo le llegará dulcificando su tristeza, de la mano de  una mujer.

Poco se conoce del artista en los días que sucedieron a la Exposición. Poco, pero podemos imaginar mucho con la seguridad de no equivocarnos. El triunfo le debió halagar, enorgullecer y servir como sedante a su alma dolorida, aunque debió ser un triunfo poco saboreado por las circunstancias que en él concurrían. Encerrado en sí mismo, con el amor de sus hijos que eran el recuerdo de su perdido amor, amor que había vivido con plenitud, aunque con sacrificios. Tras el éxito, es normal que los halagos fuesen numerosos, pero todos los rechazaba, prefería vivir para él, para su trabajo y para sus hijos, encerrado en su taller de la calle Ferraz.

Las visitas de sus amigos eran un consuelo y una esperanza, además de un constante aliento para que saliese de su soledad. Poco a poco lo fueron consiguiendo. Comenzó a salir a tertulias pese a lo poco amigo que era de ellas. Su amor por la música, vocación siempre confesada y no realizada, le animaba a ellas. En una de estas tertulias conoció a su segunda esposa LOLA DOMÍNGUEZ PALATÍN. Sevillana y violinista. Había obtenido el premio Sarasate en 1917. Estudió en París y fue la primera mujer que formó parte de La Orquesta Nacional. En muchas ocasiones y en versión de los hijos, el matrimonio bromeaba a menudo  y ella siempre diría que lo que verdaderamente enamoró a su esposo y le había rendido a sus pies era la música. Se casaron en 1922 trasladándose a vivir a la calle Goya, aunque siguió manteniendo su estudio de la calle Ferraz.

Siempre referirá que se la presentó su amigo, paisano y artista Cristobal Ruiz. Esta mujer, llenaría pronto el vacío existente tanto en él como en sus hijos. Fue la visita de un nuevo amor, de una nueva musa, una nueva madre y que fue capaz de cambiar la vida y el carácter de Jacinto.
I
La familia antes de nacer Marilola
Este nuevo matrimonio cambió mucho la forma de pensar de nuestro artista, tanto interior como exteriormente. Se relacionará con numerosos artistas de la época, sobre todo de corte liberal. Asistirá a tertulias e incluso su propia casa será lugar de reunión. Entre sus amistades aparecen nombres ilustres  de las letras y las artes como Turina, Cubiles, María Rodrigo, María Martínez Sierra, Cristobal Ruiz, Rafael Alberti y el inolvidable y malogrado Federico García Lorca, que en plena juventud saboreaba las mieles del triunfo con su Romancero Gitano, publicado en 1927 y el estreno de Bodas de Sangre en 1933. El matrimonio participará incluso en teatro de aficionados junto con Lorca y otros, formando parte del club Anfístora. Los hijos de su primer matrimonio comenzaron a desarrollar sus actitudes artísticas,  formando parte de La Barraca.

Tres nuevos hijos enriquecerán el entorno familiar: Augusto, Andrés y la pequeña Mari-Lola. Todos ellos, los seis, heredarán  la vocación artística de sus padres. Luis y Jacinto viven la llamada de la escultura, el primero la abandonará y se convertirá en farmacéutico en su pueblo natal, Santisteban. Jacinto hereda la maestría de su padre y será escultor tan famoso como su progenitor y desde temprana edad se aficionará a las tertulias paternas y participará activamente en ellas. Modesto elegirá la rama de dirección teatral en la que triunfará. Augusto, Andrés y la pequeña Mari-Lola, se inclinarán por el mundo de la música. Andrés, desde temprana edad demostrará ser un niño prodigio al piano, pero la muerte a los diez años, en 1935, sumirá a la familia en un dolor irreparable. La sociedad artística de la época se hace eco del trágico suceso y podemos leer en la prensa del momento: " Aquel niño, que entusiasmó al público en el teatro Beatriz personificando al pequeño Mozart; aquel niño que recitaba versos con la maestría de un actor y que tocaba al piano cual un artista consumado; aquel niño, acaba de fallecer ". ( 9 ).


 
Andrés
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
Augusto
Marilola

El periodo comprendido entre 1920 y 1936, es en el que el artista se realiza plenamente. Tenemos un hombre nuevo. Se acostumbra a convivir con los demás pese a su carácter siempre reservado. Aprende lo que es la amistad y la prodiga entre sus amigos, amigos liberales y él como uno más. Se siente libre de trabas y no se rebaja con palabras de adulaciones falsas, ni se deja seducir por los bienes materiales. Su trabajo será desinteresado y no queremos decir con estas palabras que fuese gratuito, el cobra  y vive de su trabajo, aunque en muchas ocasiones realizará obras de manera desinteresada y por una causa que le convenza. Siente el arte por el arte y no por el dinero, muchas veces dirá que le embargaba una gran tristeza cuando su obra abandonaba el taller.


Jacinto Higueras Cátedral trabajando en la cabeza de su padre
El año 1936 es el año de la gran tragedia española, estalla la Guerra Civil, de la que siempre se dirá que es una guerra cruel por el nombre, pero aún más cruel por el apellido. España se desangra, España llora, España se lamenta ante la injusticia y la sangre. Son tres años tristes de los que todo está dicho.


Prado y Palacios
Durante estos años poco podemos decir de Higueras, un español más como cualquier otro, siente rabia y siente miedo, no sabe que hacer, o al menos sabe lo que no puede hacer o no debe hacer. Se debe a unas ideas, pero puede más el sentirse padre de una familia numerosa, él no se puede sentir libre, está atado a su papel de padre de familia, ataduras más poderosas que sus ideales. Sufre por sus muchos amigos, que mueren o se exilian. Se siente obligado a que su vida, durante la guerra, transcurra en Madrid sufriendo como cualquier otro. Los sobresaltos. las penas, las añoranzas y las tristezas, son muchas. Las alegrías pocas. Termina la guerra y se adapta a las circunstancias, ha de olvidar todo lo anterior, ya no hay tertulias ni reuniones artísticas, sus amigos de siempre, al menos la mayoría  ya no están. Tiene que aceptar la nueva historia en silencio y con resignación, hay que rehacer una nueva vida. Reinicia el trabajo y lo hace con tesón, piensa que físicamente es mas viejo, mucho más viejo, pero para el arte se siente joven y le reconfortará la frase que se atribuye al gran Miguel Ángel: " ... el artista sólo es viejo media hora antes de morir ". Con este lema, comienza una nueva etapa, la etapa que vamos a denominar de imaginero.

Algunos retratos de esta época: 


Enrique Domínguez Rodiño en el taller
Alberto Insúa
                                                

Coronel Mateo
José Francés


Romero de Torres
                                   
María Turina como "Aurelia de Febrerillo el loco"

          (7).- Revista la Ilustración Moderna.

(8).- Revista Cosmópolis. Número de Marzo de 1929.


(9).- Periódico El Debate.


Agradecimientos a Marisa Isidro que le pedí unas fotos y no dudo en enviármelas con urgencia.