Higueras comenzó el aprendizaje con Agustín Querol cuando éste labraba los frontones de la Biblioteca Nacional, lugar que
posteriormente albergará una de sus obras, concretamente la conocida como "Lapida de Caldas", relieve en bronce en honor a Jose de Caldas en el 108 aniversario de su muerte. Poco más sabemos. No habló
mucho de su primer maestro,
únicamente hará referencia en algunas revistas al momento de su presentación. Cuenta que una
vez que Querol observó los dibujos que llevaba como carta de presentación,
observó en ellos más que proyectos de pintura trazos de bocetos
escultóricos. Preguntándole si había modelado alguna vez en barro, él respondió que no. En ese mismo momento le
propuso probar y le entregó un poco de barro y una mano de escayola para que la
copiase, junto con unos palillos de modelar para que eligiese los que
necesitaba. El joven aprendiz dudó, pues nunca se había enfrentado con tales instrumentos y el escultor,
sonriente, se los retiró mientras le aseguraba que ninguno valía nada en
comparación con los cinco palillos de su mano y de los que siempre debe hacer
uso un buen artista. Copió la mano y con tal perfección, que Querol dudó de la
negativa que le había hecho con relación al barro. Su primer trabajo en el
taller fue copiar una cabeza de Donatello y, quizás por esto, siempre sintió
gran admiración por el maestro del Quattrocento italiano.
Frontón Biblioteca Nacional. Agustín Querol |
Tres años trabajó con Querol. Trabajando
como aprendiz y con veinte años recién cumplidos, participó en la Exposición de
Bellas Artes de 1897. Obtuvo una mención honorífica y estas palabras del
jurado: " Caramba, temprano empiezas muchacho ". No se sabe con
exactitud la obra en cuestión, pero`podría ser un barro cocido del que se
dice: "...era una cabeza arrogante y erguida de un hombre, con la melena
al viento y el torso en actitud de arrastrar tras de sí a las multitudes en un
titánico esfuerzo " (Revista Paisaje. Octubre 1947. Artículo de D. José de
la Vega Gutiérrez) (4). De esta obra de sus principios se dice que era muy
querida por el escultor, sin especificar la razón de esta preferencia. Fue
regalada al padre del autor del artículo y decoró algunos años su despacho. Al trasladarse este señor a Madrid,
no la llevó consigo y la entregó al Colegio de Santo Tomás, del que había sido
muchos años profesor. Allí quedó ornando la sala de profesores. Actualmente se desconoce el paradero. Sólo
sabemos que el escultor la titulaba: El Caudillo de la Huelga.
De su separación de Querol, la única
explicación conocida que tenemos es la dada por el propio artista, que siempre
dijo que existía una oposición de caracteres. Los amigos que lo conocieron,
siempre adujeron que este primer triunfo sirvió para enorgullecer al discípulo
y molestar al maestro. En 1898, un año después de la Exposición, año de triste recuerdo histórico por la perdida de las
últimas colonias, lo encontramos trabajando con Mariano Benlliure y Gil,
maestro valenciano y solamente quince años mayor que Higueras, pero ya un
maestro consagrado, pintor y escultor, aunque sobresalió más por lo segundo que
por lo primero. Su obra tiene un claro sentido realista, basado en la
observación, y gran expresión de vida y movimiento. Las estatuas de Goya,
frente al pórtico norte del Museo del Prado, y la de Alfonso XII, en el Retiro madrileño,
entre otras muchas, son fruto de su buen hacer.
Por Benlliure, declarará siempre
admiración nuestro artista, refiriéndose a él como su auténtico maestro, algo
que se puede comprobar en una amplia correspondencia epistolar.
Se conservan algunas cartas del maestro
dirigidas al discípulo, incluso de fechas posteriores a su independencia
artística, en todas se ve la amistad y la confianza que el maestro depositaba
en su amigo y no discípulo.
En una, fechada el 15 de abril de 1908 y
escrita desde Villalba, le ruega se encargue de algunos asuntos relacionados
con el montaje de una de sus obras y le pide que pase por su despacho para
recoger una carta y le encarga que se entere si una de sus obras había sido
admitida en una exposición.
En otra del 2 de junio del mismo año y
dirigida al señor Martitegui, Primer Teniente de Artillería, pide que permita a
su discípulo Jacinto Higueras, hacer un apunte de la boca de un cañón con su
tapabocas.
Con fecha 1 de junio de 1911 y
aprovechando el traslado de Jacinto Higueras a Barcelona para estar presente en
la fundición de, quizá su primera gran obra, el Monumento a las Batallas de
Jaén, Benlliure escribe una carta confiándole asuntos muy personales. En esta
carta se lee como el maestro deposita toda su confianza en el antiguo
discípulo, pues hay un párrafo que textualmente dice: " No tenga
inconveniente en leer la carta, con Vd. tengo confianza y el asunto no es nuevo
para Vd." Le hacía depositario de una carta a un tercero relacionada con
un problema familiar delicado.
Por último, hay otra fechada el 5 de
marzo de 1915 en la que entre otros párrafos se pueden entresacar dos. En uno
dice: " Ya sabe que las cosas suyas las considero mías. " En otro, le
pregunta: "¿qué hay por ahí? ¿ colocó ya la estatua ?". Se percibe
con suma claridad el interés por la obra de Higueras, del que había sido su
maestro. La estatua a la que se refiere, es muy posible que fuese la erigida en
Jaén en memoria de Bernabé Soriano.
En las primeras obras de nuestro artista,
se ve con claridad reflejado el estilo benlliuresco. Estilo barroco en el que
lo acaracolado y rizado predomina y el gusto por las posiciones al tipo
fotográfico de sus modelos, imitando precisamente eso, una fotografía, el nuevo
invento que hará furor en la sociedad acomodada de la época.
Todas esas características las podemos
observar en algunos relieves de esos años, como el Relieve Familiar en bronce,
en el que cinco figuras se superponen como si de una fotografía se tratase, o
en el Medallón a Gregorio Domingo. Esta última, es una escayola que se conserva
en el Museo dedicado al artista. En ella, se pueden apreciar rizos, al estilo
Benlliure, en el cabello de su fraternal amigo.
Relieve familia Cátedra |
Este estilo que encontramos en algunas de
sus primeras obras no va a ser duradero, pues si con él trabaja aproximadamente
unos diez años, podemos asegurar que son años de duda en la vida del artista,
admira al maestro y amigo, pero no se siente identificado con su labor, no está
convencido de poder seguir su camino, no es partidario de lo menudo, lo
detallado, lo poco monumental, que caracteriza a Benlliure dentro de su
grandeza. El quiere otra cosa y vuelve la vista atrás para posarla en artistas
lejanos en el tiempo, quiere lo clásico, lo monumental y lo verosímil. Los
artistas del XV, XVI y XVII son su obsesión y siempre lo expresará en numerosas
ocasiones. En una entrevista realizada por Sánchez Camargo, para el periódico
hablado de Radio Nacional de España, relaciona a sus artistas favoritos desde
los tiempos clásicos hasta el momento actual y nombra a gran número de ellos,
pero deteniéndose principalmente en Donatello, que fue motivo de su primer
contacto con la escultura, y en Martínez Montañez, otro lejano artista
jiennense, al que no se cansa de ensalzar y que incluso sería el elegido, en su
día, para el discurso de presentación como Académico en 1944. Igualmente, como si el destino lo tuviese previsto, fue su última obra, que no llegó a terminar y lo haría su propio hijo.
Busto de Martínez Montañez |
Si con Querol rompió por oposición de
caracteres, es raro que conviviese con Benlliure, pues el maestro es
comunicativo, dado a hacerse su propia propaganda entre las altas clases
sociales y políticas de su tiempo, dispuesto a alabar con tal de ser alabado,
en pocas palabras podríamos decir de Benlliure que era un gran escultor, pero
también un magnífico relaciones
públicas. Higueras era, en cambio,
reservado, tímido y poco locuaz. La oposición de caracteres es grande, pero en
este caso más que choque frontal, nos encontramos con dos personajes que se
complementan.
En torno a 1910 empezó
a realizar sus primeros bocetos para monumentos, unos consumados, otros no los
realizó, pero no debemos olvidar que estamos en un periodo en el que los
derroteros del arte empiezan a buscar nuevas formas expresivas; están surgiendo
nuevas corrientes muy alejadas del clasicismo y de lo monumental, además las
economías española y europea no viven sus mejores días, no pueden permitirse el
alto coste de obras grandiosas.
En 1910 presento a la Exposicion Nacional la maqueta de un relieve conmemorativo de la batalla de Bailen. Por está maqueta recibió una Segunda Medalla de la Exposición Nacional. El monumento a dicha batalla nunca se realizaría. La Revista Blanco y Negro en su número 1018 publico cuatro fotografías de esta exposición y junto a la maqueta de Higueras aparecen:
"Amor y Trabajo"de Roberto Rubio.
"La Cuesta de la vida" de Alejandro Ferrant.
"La Cuesta de la vida" de Alejandro Ferrant.
La medalla de plata recibida, si dio pie a que don José del Prado y Palacios, le encargase un monumento conmemorativo a las dos grandes batallas de la provincia de Jaén. El monumento fue inaugurado el 20 de octubre de 1212, celebrándose de este modo el setecientos aniversario de la primera gran batalla de las Navas de Tolosa.
Monumento a las batallas. Jaén |
Victoria original. Santisteban del Puerto |
Consiste en un plinto trapezoidal, sobre el que se levanta un pedestal con dos relieves laterales en bronce, alusivos a ambas gestas. El de las Navas muestra un grupo de rotundos guerreros, con cuya masa parecen sugerir un movimiento de caballería pesada. Por el contrario, el de Bailen ofrece un dinamismo y anécdota mayor, propia de un concepto romántico de la escultura decimonónica. Del centro arranca una columna palmiforme egipcia rematada en una Atenea-Niké, diosa helénica de la Victoria, esculpida de bronce con las alas desplegadas y personificando el Triunfo. La diosa concebida desnuda, en el monumento aparece envuelta en sutiles gasas por los prejuicios morales de la iglesia y de la alta sociedad de la época.
A partir de este momento Jacinto Higueras empezará a ser reconocido e instalara su propio taller en Madrid.
El artista en su taller |
En Europa va a estallar la Primera Gran
Guerra y España, por su neutralidad, tiene unos años de beneficio económico,
pero será beneficio para los capitales industriales, que no son precisamente
los mecenas del arte. Son beneficios para un grupo social reducido, el resto de
la sociedad española vive lamentándose de la pérdida colonial y se respira
inseguridad en todos los aspectos. Esta inseguridad arrancaba con la Semana
Trágica de Barcelona en 1909, numerosas huelgas generales en las zonas
industriales de Barcelona y Bilbao y el problema con Marruecos que durará hasta
1926.
Amigo Ginés, como siempre, claro, conciso y transparente, reflejando todo y transportando a la época con tu relato. Felicidades, buen trabajo. Javier
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