En capítulos o apartados sucesivos quiero hacer una presentación del insigne escultor santistebeño Jacinto Higueras Fuentes. Poco conocido. Hagamos justicia.
1
- LA INFANCIA DE NUESTRO ESCULTOR.
El siglo XIX se aproxima a su final. En
Europa, los Movimientos Obreros adquieren cada vez más fuerza en su lucha por
el bienestar de los trabajadores, pese a la crisis de la Primera Internacional.
La sed imperialista prepara el reparto de África, que tendrá lugar en 1884 con
la Conferencia de Berlín. El teléfono, el fonógrafo, la lámpara eléctrica, el
automóvil y el cinematógrafo, comienzan a dar sus primeros pasos. Pasteur,
descubre la vacuna contra la rabia.
En nuestro país, en el aspecto político,
una vez finalizada la Tercera Guerra Carlista y promulgada la Constitución de
1876, también llamada Constitución de Cánovas, comienza el periodo que se
conoce con el nombre de Restauración.
En lo económico y social, una deficiente
revolución industrial va a favorecer a las regiones periféricas de Cataluña y
País Vasco. La industria malagueña que
había surgido como pionera y con gran fuerza, ha sido flor de un día. La
inmensa mayoría de España sigue siendo rural, aunque el humo del ferrocarril
empieza a dejarse notar como señal de progreso y el movimiento obrero comienza
a adquirir caracteres identificativos. Es más lo que debemos considerar
regresivo, las inadecuadas e injustas formas de propiedad, los bajos
rendimientos, las deficiencias técnicas y las malas condiciones de vida.
Nuestros
vecinos europeos no desean las
relaciones con un país que tiene graves problemas en la defensa de sus costas,
sus archipiélagos y sus últimas colonias Cuba, Puerto Rico y Filipinas, a lo
que hay que agregar su escasez de recursos económicos y militares. Problemas
que serán aún más evidentes por el afán imperialista norteamericano que nos
llevará a la catástrofe de 1898.
La cultura española nos sorprende, al
igual que en el siglo XVII, con un
apogeo. Si a aquel resurgir se le llamó Siglo de Oro, a este se le ha llamado,
en ocasiones, Edad de Plata. A figuras
como Gaudi, Pardo Bazán, Ramón y Cajal, Sorolla y toda la Generación del 98,
hay que agregar la Institución Libre de Enseñanza o el Orfeó Catalá .
En esta época y concretamente en 1877,
nace en el seno de una familia de campesinos algo acomodados Jacinto Higueras
Fuentes. Su partida de nacimiento dice:
" En la villa de Santisteban del
Puerto a las diez de la mañana del día veinticuatro de febrero de mil
ochocientos setenta y siete, ante el señor Don Manuel Moreno Vela, Juez
municipal suplente y Don Andrés Medina Curiel, Secretario de esta población,
compareció Modesto Higueras Curiel, natural de esta Villa, término municipal de
la misma, provincia de Jaén, mayor de edad, casado, propietario, domiciliado en
dicha villa, calle de las Minas, según Cédula número 197, presentando con
objeto de que se inscriba en el Registro Civil un niño y al afectado como padre
del mismo, declaro: Que dicho niño nació en el domicilio del compareciente el
veintidós de los corrientes a las dos de la tarde. - Que es hijo legítimo del
declarante y de Doña María del Carmen Fuentes Martínez, natural de esta villa,
provincia de Jaén, domiciliada en el de su marido...
Santisteban del Puerto desde el cerro san Marcos |
En este rincón de la provincia de Jaén,
abrazado por los cerros de La Guarida, San Marcos y el Castillo, transcurrirán los primeros años de su vida, una vida juvenil en la que el color rojizo de la tierra de El Condado
quedará fijo en su retina e incluso lo utilizará en su labor escultórica. Son
recuerdos que nunca olvidará a lo largo de su vida, vida que si cambiará a base
de tesón, voluntad, interés, auto educación y curiosidad por conocer y saber de
las cosas. Desde los primeros momentos se siente atraído por el mundo
artístico, pero no sólo en el campo escultórico, el siente interés por todo el
mundo del arte en toda la amplitud de su significado y lo demostrará a lo largo
de su vida, con dibujos, proyectos, críticas y comentarios.
El joven Jacinto sentirá en un principio
gran entusiasmo por la pintura. Emborronará papeles y más papeles intentando expresar lo que su alma siente a
través de unos trazos, que desde los primeros momentos son trazos realistas y
firmes, que harán que sus padres no duden en sacrificarse, pues sacrificio era
y grande en aquella época, en la que dos brazos que trabajasen el campo, que
condujesen los bueyes en las labores agrícolas, o que recogieran los frutos de
los olivares jiennenses, eran absolutamente necesarios.
Los padres no dudan en solicitar consejos
al maestro, que también sufría las distracciones del alumno, distracciones
causadas por su interés por la pintura y es el maestro el primero en advertir
que en sus manos no había un niño distraído, sino una semilla de artista. Ayudó
a Jacinto para que se liberará de su destino natural que venía marcado por la
sociedad de la época, esa sociedad rural y pueblerina que era la que le
rodeaba. Es justo no olvidar aquí el nombre de aquel hombre que supo salvar
unas manos para el arte en lugar de reprimir al muchacho y hacer que olvidara sus
aficiones a cambio de una mal aprendida tabla de multiplicar. Ese maestro ejemplar fue Amador Chércoles.
El propio artista se encargará de
remarcar su primera afición pictórica y en una entrevista de madurez, dirá:
" Desde muy niño sentí una gran afición por la pintura, emborronando con
dibujos cuantos papeles caían en mis manos y ensuciando las paredes de la casa
paterna con mis balbuceos pictóricos " (1).
Para ir completando la visión de Higueras
como artista total, no podemos olvidar que siendo aún joven, casi un niño,
gustaba de acompañar a su padre en los viajes que realizaba a la capital de la
provincia o pueblos importantes de la misma en los que el arte estaba presente.
El mismo dirá, muchas veces, a lo largo de su vida, que se ensimismaba contemplando
las obras de arte de la catedral de Jaén y que sentía admiración por Andrés de
Vandelvira, aquel arquitecto del siglo XVI, que supo llenar todo el Santo Reino
con obras maravillosas, desde Villacarrillo a Jaén, pasando por Sabiote y
Huelma y sobre todo en Baeza y Úbeda, lugares todos ellos donde encontramos la
huella de Vandelvira.
Fue en la iglesia de El Salvador de
Úbeda, posiblemente la mejor obra vandelviresca, donde pudo admirar una obra
escultórica con el tema iconográfico del Bautista joven, que siempre se había
atribuido a Miguel Ángel y que se perdió en ese momento trágico de nuestra
historia, que fue la Guerra Civil. El recuerdo de esta escultura le llevaría a
plasmar años después el San Juanito de Navas.
Desde joven, sintió también gran amor por
la música, una de las bellas artes que sabía escuchar e interpretar. Tuvo gran
amistad con el que después sería un reconocido compositor de música sacra
Esteban Moreno Ochoa, monje benedictino desde 1904 y que en 1908, marchó a
Australia y al que no volvería a ver ya que muere en 1953 en Marsella, cuando
volvía con intención de hacer una visita a España. Con el paso del tiempo pudo
disfrutar de esta faceta artística, ya que gran parte de su vida estaría
acompañado de la gran violinista Dolores Domínguez Palatín, su segunda esposa.
Sus propios hijos sentirán gran vocación por esta rama del arte. El artista
dirá en numerosas ocasiones: " De volver a nacer, me gustaría ser músico".
El manejo de la gubia lo inicia en casa
de un carpintero, amigo de la familia, el joven Jacinto, diseñaba puertas y
luego ayudaba en su elaboración.
No podían pasar desapercibidas las
aficiones de este niño, su familia, su maestro y el pueblo en general conocían
su capacidad artística. Paralelamente al crecimiento natural y artístico de
Jacinto, crecían también los deseos familiares de salvarlo de lo cotidiano y
pueblerino. No dudan en solicitar nuevos consejos y colaboraciones, ambas cosas
encontrará en el seno de una familia influyente y bien relacionada con Práxedes
Mateo Sagasta. Obtendrá una beca de la Diputación Provincial de Jaén, que le permitirá trasladarse a Madrid para
formarse como pintor en el estudio de Federico de Madrazo y Kuntz, pintor de
corte neoclásico, pero que llegó a sentir la influencia del romanticismo
francés y alemán. Gran retratista, aunque también cultivó el tema histórico y religioso. La suerte no le fue
favorable a nuestro artista, pues perece ser que no llegó a conocer al maestro,
pues su llegada a la Corte coincide con la muerte del pintor. Jacinto Higueras
diría de su llegada a Madrid: " A los diez y seis años de edad me presenté
en la Corte con la bolsa harto flaca y un tesoro de ilusiones inagotables
" (2).
Si con la ayuda de la imaginación, nos
trasladamos a nuestra primera juventud y nos situamos en un Madrid de fin de
siglo, al igual que nuestro artista. ¿ Qué sentiríamos ?. A la mayoría de los
atrevidos a imaginar, nos apresaría la desilusión, el miedo, las ganas de volver
a la tierra que nos vio nacer. Nuestro artista fue fuerte, su enorme ilusión,
el recuerdo de los sacrificios familiares y pensar en las ilusiones que habían
puesto en él, hacen desaparecer los nubarrones que se ciernen sobre su cabeza,
nubarrones suficientemente negros para sobrecoger a cualquiera que se
encontrara como él, perdido en esa gran ciudad que le era absolutamente
desconocida. Su voluntad, ilusiones, recuerdos y alguna mano amiga, conseguirán
algo inesperado, incluso para el joven artista. Un cambio de rumbo le llevará a
la fama por el triunfo, será el paso de pintor por vocación a otra rama
artística por necesidad, el lenguaje escultórico. Se presenta la ocasión de
conocer a otro maestro, ya grande en fama aunque solamente trece años mayor que
él, el catalán Agustín Querol y Subirats, formado en Roma y que había regresado
a España para establecerse en Madrid en 1887. Gaya Nuño dice de este artista:
"...alcanzó de lleno y sirvió rebosantemente los momentos en que la
escultura española desmentía su propio ser, obstinándose en figurar nubes,
olas, gasas, para que de ellas surgieran las más galopantes, confusas y
alocadas alegorías, en un frenesí de insensatez absoluta y antiplástica ".
(3)
(1) y (2) Revista Ilustración Moderna. Entrevista realizada por Florencio Gómez Ortega.
(3) - Juan Antonio Gaya Nuño. Escultura Española Contemporánea. Ediciones Guadarrama
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