lunes, 23 de marzo de 2020

ME QUEDO EN CASA 11. Bodegón del cardo. Juan Sánchez Cotán.

                                    #quedateencasa #quedateEnTuCasa
En la pintura, el Bodegón o Naturaleza Muerta, lo han cultivado todos los artistas y de todas las épocas. Estos temas eran considerados como ejercicios de composición, color o texturas.
Es con el barroco, cuando empiezan a convertirse en auténticas obras de arte y reclamadas por todas las clases sociales. En este tipo de obras, y obligados por las circunstancias sociales, políticas y religiosas, se pueden establecer diferencias entre el norte y el sur.

En los países nórdicos la burguesía se convierte en la principal consumidora de obras de arte. Quieren retratos, escenas costumbristas y por supuesto bodegones con los que ornar sus cocinas y comedores. Se realizan bodegones ampulosos con innumerables elementos y ricos coloridos.
Escuel flamenca del XVII

Frans Snyders

Clara Peeters

En nuestro país, el bodegón es más austero, pero con composiciones muy estudiadas y texturas de gran calidad. Hay críticos que los llaman bodegones místicos por la influencia religiosa. En algunos, por los elementos que aparecen, yo diría por los que faltan,  les llaman bodegones de cuaresma

Recipientes. Zurbarán
Sánchez Cotán Museo de San Diego. 
Hay veces, que en grandes obras nos encontramos grandes bodegones o naturalezas muertas y para muestra, nos puede servir el gran Velázquez en su obra Cristo en casa de Marta y María.

Cristo en casa de Marta y María

Detalle

Y mucho más cercano en el tiempo. Me he ido al Museo de Málaga y he elegido la obra ¡...y tenia corazón! de Enrique Simonet.


¿...Y tenía corazón1

Detalle

Volviendo al título de la entrada, hablemos de la obra elegida. Bodegón del Cardo. 
El autor, Juan Sánchez Cotán, era natural de Orgaz (Toledo), donde nació en 1560. 
El día 10 de agosto de 1603 hizo testamento para ingresar en la Orden Cartuja, cosa que realizó, tras pasar las pruebas de limpieza de sangre, en septiembre de 1604. 
Muere en Granada el 8 de septiembre de 1627.
Sus temas más abundantes, son de tipo religioso, realizó algún retrato, pero alcanzó gran fama, aunque tardíamente, con sus pocos bodegones.
Uno de sus primeros bodegones, puede verse en el Museo del Prado, titulado "Bodegon de caza, hortalizas y frutas".




A veces, repite los temas o los rehace con pequeñas variaciones. Es el caso del existente en el Museo de Chicago, que repite elementos que ya habían aparecido en el de San Diego.

Es a raíz de la Exposición Flores y Bodegones de la pintura española, celebrada en Madrid en 1935, cuando los bodegones de Cotán alcanzan su fama. Se expusieron el del Museo del Prado y el del Museo de Bellas arte de Granada. Este último alcanzó máximo renombre, llegando a considerarse como 
  Bodegón de los bodegones


Este bodegón se debió de realizar en su etapa como cartujo granadino. La razón es que en su testamento hecho antes del ingreso, no se menciona, en cambio si se marcan los otros.
Los bodegones de Sánchez Cotán, como los de otro pintores españoles posteriores, se rigen por las reglas del misticismo religioso.

Composiciones muy equilibradas y compensadas. Se pueden comparar los bodegones de San Diego y Chicago, el segundo con más elementos, pero elementos que se amoldan a la curva de los existentes; y para que no quede espacio descompensado, agrega a los del primero un pimiento que rellena el ángulo inferior izquierdo.

El autor ha sabido utilizar el color, la forma y la  escala de cada uno de los elementos. En el "bodegón de los bodegones", que posiblemente fuese el último, repite dos elementos utilizados en el del Prado, pero ha llegado al máximo en las texturas, recreándose en las raíces de los tubérculos y en las espinas y pelusa del cardo.

Esta entrada la quiero dedicar a los que fueron mis alumnos de los I.E.S Emilio Prados y Litoral. A muchos, si lo leen, les gustará 




1 comentario:

  1. Los bodegones de Sánchez Corán me llaman la atención porque parecen salirse del cuadro por el marco en que se encuadran. De los anteriores que has puesto me quedo con el de Zurbarán, el de Velázquez y el de Simple y, que es impresionante. Gracias de nuevo, Ginés.

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