En la quinta entrega estamos de rebajas y vendemos dos por uno. Si, si, vendemos dos obras del mismo autor, Juan de Valdés Leal. Pintor muy conocido, es cierto, pero muy conocido por las obras que le encargó Miguel de Mañara para el Hospital de la Caridad, las conocidisimas Postrimerías Finis gloriae mundi e In ictu oculi.
No voy a hablar de las Postrimerías y he elegido otras totalmente distintas, ambas tienen en común un Ángel. Estoy seguro que son menos conocidas, aunque se consideren como unas de las mejores obras de este autor.
Valdés Leal nació en Sevilla en 1622 y muere en la misma ciudad en 1690. Trabajó para la sociedad civil y eclesiástica de Córdoba y Sevilla, siendo en esta última donde se conservan más obras. Es un artista plenamente barroco y que se le ha incluido dentro del conocido Tenebrismo. Las obras elegidas ayudan a sacarle de ese encasillamiento Éstas son:
Liberación de san Pedro y Sacrificio de Isaac.
Liberación de san Pedro. Catedral de Sevilla |
En la primera, la figura fundamental es el Ángel. Es el centro de la composición. De él irradia toda la luz, que se va atenuando progresivamente, disminuye en la figura de Pedro y acaba dejando en penumbra al resto de las figuras, los soldados dormidos. Es el claroscuro del barroco.
El dinamismo del ángel con las alas abierta, telas que revolotean y que muestra, con su brazo derecho extendido, el camino que debe seguir el liberado, es muy acusado, lo que le da a la obra gran dinamismo.
Con el color, Valdés Leal refleja muy bien el carácter divino y la eterna juventud del ángel a través de las encarnaciones, en contraste con el rostro de Pedro y su brazo en scorzo. En la figura de Pedro el color actúa de manera muy distinta, los tonos son más opacos y nos muestran sensación de cansancio y vejez.
El movimiento barroco está muy conseguido con esa pierna adelantada del ángel, alas desplegadas y paños que se agitan. El brazo y las piernas del santo, son magníficos scorzos que dan profundidad. Sin lugar a dudas, está considerada esta obra como una de las más fogosas y dinámicas del artista y el Ángel como una de las figuras más conseguidas.
El Sacrificio de Isaac. Fondo Cultural Villar Mir |
Analizamos la segunda obra y se comprenderá que la razón principal del dos en uno, es la figura del Ángel.
La composición de esta segunda obra, viene realizada con dos diagonales paralelas.
Una la marca el ángel, también en su papel de liberador. Es una diagonal sin interrupción, no hay obstaculo en su trabajo que es liberar a Abraham de su dolor y a Isaac de la muerte.
La segunda diagonal la marca Abraham, pero es una diagonal interrumpida por el cuerpo de Isaac.
En esta obra el ángel está representado de espaldas pero, como en la obra anterior, con el color expresa la divinidad y es la figura de máximo movimiento, movimiento de contención, pues se puede observar como sujeta con fuerza el brazo del anciano patriarca.
Las figuras de padre e hijo, son figuras humanas y el color nos muestra la diferencia de edad. Abraham anciano, de perfil, con rostro perplejo y dolorido. Isaac joven, en postura forzada y prácticamente desnudo. En este cuerpo joven de Isaac, Valdés Leal consigue uno de los mejores estudios anatómicos de su pintura. Estas dos figuras muestran gran dramatismo.
Finalizo la entrada con las dos obras más conocidas del autor. Vosotros podéis decidir y opinar, me gustaría.
Finis Gloriae Mundi |
In ictu oculi |
Si algo me fascina en el Arte es el Barroco, en todas sus dimensiones. Magnífica, tu mirada intencional de estos cuadros. El "In ictu oculi" me fascina: el color, el significado... Es un lujo leer estos comentarios y recordar, o conocer por primera vez, términos artísticos. Gracias.
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