viernes, 8 de junio de 2018

CORPUS CHRISTI 2018.VILLACARRILLO.



En este año 2018, mis paisanos han hecho una demostración de lo que es la constancia y el amor a nuestro pueblo. Nunca podía imaginar que después de la tarde lluviosa del sábado día dos, que no paró de caer agua hasta bien entrada la noche, las calles lucieran al día siguiente incluso con mayor esplendor que otros años. 
Como todos los años, desde las primeras horas, ya podíamos contemplar el tesón de nuestra gente.
La procesión del CORPUS CHRISTI partió de la Parroquia de la Asunción a las siete y media de la tarde, después de la Santa Misa.

Entronizando el CUERPO DE CRISTO


Salió, como siempre por la Puerta del Sol. Aquí una pequeña crítica, eché de menos la lluvia de pétalos acostumbrada.



Comienza la procesión por la Plaza del Poeta José García Nieto. 



Al llegar al final de la calle Conrado Blanco, poco ornada, gira a la izquierda por la calle Miguel de la Guardia, donde nos sorprenden con un altar en el centro de la misma, alusivo a una antigua fábrica de aceite. Enhorabuena a su hacedor.


El Callejón de Pulido espera la procesión bellamente engalanado tanto su suelo, tapiz en rojo y verde, como sus fachadas que lucen bellas fotografías alusivas al DÍA MÁS GRANDE.


 

En las conocidas Cuatro Esquinas, un altar cierra la calle Minas, este año no entra en el itinerario, pero colabora en el embellecimiento.


La recoleta calle Antón Pérez siempre aparece vistosa.

                               

La procesión recorre un pequeño tramo de la calle Repullete, dejándonos  detalles de gran vistosidad.




Llegamos al Cerro del Águila, la calle Ángel se vuelca en su ornamentación, aparecen las buganvillas que la llenan de color. Finaliza en una bella plazuela donde concurren las calle Ángel, Minas, Méndez Núñez y Alberti, con un precioso altar.




La amplia Méndez Núñez, en un corto tramo, nos muestra un bellísimo mosaico geométrico y en los centros de las cuadrículas algo tan elemental y tan nuestro, como los capachos de las antiguas prensas aceituneras, se convierten en centros florales.


El Trono del Santísimo recorre dos tramos de la calle San Rafael. En ella, los alfombrados, doseles, altares y detalles dejan admirados a los visitantes.











El Toledillo, no es el Toledillo, es un vergel como jamás se ha visto. El color nos inunda los sentidos, se perciben las aromas, se tiene la sensación que los pájaros han anidado en su frondosidad.


La calle Regente Molina Valero, para mi siempre conocida como Calle Alta, se inicia con un homenaje a la Virgen, en diversas Advocaciones Marianas de nuestro entorno.


En esta calle, me encuentro con un altar del Nazareno, y, al finalizar la misma, por primera vez, veo una casa con ornamentación pictórica en su fachada. Posiblemente la memoria me falle, pero en esa casa, en mi niñez, quiero recordar las oficinas de telégrafos.



La calle Carmen espera al Redentor con delicadeza y albura. Los vecinos han debido trabajar no mucho, muchísimo, para que su calle resplandezca como lo hace.








Se finaliza el recorrido, Bajaremos por calle San Fernando para llegar a la de Don Ambrosio, más conocida la zona como Ruedos de Iglesia.





El gran día, el glorioso día de nuestro pueblo finaliza en la Plaza Juan XXIII, con la bendición del Santísimo Sacramento. 
Queridos paisanos, os felicito, pero de manera muy especial a esos vecinos que no han dormido para poder mostrarnos este maravilloso recorrido.
¡¡¡ENHORABUENA!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario