Escribo esta entrada para contarle a la familia y a los amigos, como mi hijo Nono, mi mujer y yo hemos recibido la visita del Covid.
Cuento mi historia, por si sirve como luz de esperanza para todo aquel que esté pasando por el mismo trance o pueda pasar.
Nosotros podemos dar Gracias a Dios, los tre tres estamos bien. Ánimo y nuestros mejores deseos para todos.
Todo empezó el 28 de octubre, cuando me llamó mi hijo para decirnos que había dado positivo.
Miedo, mucho miedo. Preocupación, mucha preocupación.
En principio, todo por él.
Fue recibir la noticia, me puse mal, devolví y todo el cuerpo se me descompuso.
El día tres de noviembre, al levantarme, sufrí un mareo en el cuarto de aseo, me caí y me hice una brecha en la cabeza. A urgencias. Cura y grapa de suturación.
El día cuatro me hago un preoperatorio, para una intervención que tenía programada. El cinco me llaman, que vuelva, pues hay que repetir alguna prueba. Fue llegar me hicieron la PCR, dio positivo y me encamaron en la planta tres de la Clínica el Ángel. Aislamiento total en la habitación 315.
Momento terrorífico, para mi, para mi mujer, hijos y nietos. Los 80 años, el covid, el aislamiento y la necesidad de oxígeno, eran cosas para pensar y estar muy preocupado.
Por lógica, mis hijos deciden hacer una PCR a su madre y a su tía. Resultado positivo en mi mujer, negativo en la hermana. Mi mujer pasa por urgencias, pero no necesita hospitalización. El día 8, domingo, mi mujer se encuentra aislada en nuestro piso, acompañada de nuestro hijo Nono, que estaba acabando su cuarentena; mi cuñada en su casa aislada pero vigilada por los sobrinos; yo en mi cuarto día de aislamiento hospitalario.
Los días han ido transcurriendo sin problemas. Fui recuperando el apetito. No he tenido ningún síntoma. Mis ánimos han ido creciendo. Durante los últimos días, el oxígeno no lo utilizaba, solo me lo ponía de noche. Mi mujer dió negativo el dia 17. A mi me hicieron un PCR el 19 y también salió negativo. Tras catorce días de aislamiento, me mandaron para casa.
Aquí estoy, haciendo mi vida normal, saliendo un ratito a pasear, no olvidándome de la medicación y esperando al 30, que nos harán una radiografía para llevarla al Dr, Gonzalo Bentabol, al que desde aqui le doy las gracias por el tratamiento.
Fotos para el recuerdo.
Conclusión.
Mil gracias a Dios, a los médicos, enfermeros, enfermeras, ayudantes y personal sanitario en general por lo bien que me han tratado. He estado aislado, pero me sentía acompañado, pues si necesitaba algo, era solo apretar un botón. Un abrazo enorme para todos.
Sólo deseo que a quien lea esta entrada, le sirva de algo. Deseo con toda mi alma, que el Covid 19 no os visite. Si os vista, que tengáis la suerte que yo he tenido. Que mi relato pueda servir como luz de esperanza.